Sting demuestra en Chile que su leyenda está intacta (y que The Police no es su único trío)

A las 21:05 horas en punto, cuando afuera todo era gala y previa de Viña 2025, Sting salió a escena en Santiago de Chile, en el Movistar Arena, para ofrecer su propio festival.
En formato trío, con 73 años a sus espaldas y con la impronta y bagaje de siempre, el británico no sólo hizo gala de su faceta más festiva, musícóloga y ska, sino también se dio el lujo de llevar su repertorio solista a la potencia orgánica del sistema guitarra-bajo-batería, como en los viejos tiempos, pero a la manera de Sting.
Con canciones de Green Day y Blink-182 sirviendo de anticipo al show, la sincronía del triunvirato se dejó escuchar desde el inicio. Con su aliado de los últimos 30 años, el guitarrista Dominic Miller, y el conciso baterista Chris Maas (Mumford & Sons, Maggie Rogers), el famélico Gordon Matthew Thomas Sumner recordó sus días en The Police con una relectura de algunos de los hits más populares, entremezclados con el acervo musical del propio inglés.
“Message in a Bottle”, “If I Ever Lose My Faith in You” y “Englishman in New York” marcaron el arranque del concierto, que encontró a Sting con el outfit habitual de sus últimas dos décadas: polera ajustada, pantalón pitillo, un micrófono inalámbrico pegado a la mejilla y su bajo amarillo y raspado.
Sin grandes interacciones con el público, la comunicación del trío pasó por lo netamente musical. La cadencia de Miller, la voz profunda e intacta de Sting y los diálogos calculados de la tríada suplieron cualquier tipo de verborrea innecesaria, detalle que en vista de las casi dos horas de show fue un considerable acierto.